Sobre la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias
¿De dónde viene la Carta de Lenguas Regionales o Minoritarias?
España firmó en el año 1977 su adhesión al Consejo de Europa que, digámoslo desde el principio, no es ninguna institución de la Unión Europea. Es un organismo fundado en 1949 por varios países europeos, con sede en Estrasburgo, para “consolidar la paz fundada en la justicia y la cooperación internacional, salvaguardar los principios de libertad, democracia y de preeminencia del derecho, y favorecer el progreso social y económico”.
Dentro de las materias ratificadas en este organismo están la participación en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la firma de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias. Dicha Carta consiste un tratado internacional adoptado el 25 de junio de 1992 y ratificado por España el 9 de abril de 2001. Por esta ratificación, tiene valor de ley y sus decisiones son vinculantes.
La Carta es un documento que no fue pensado para los países de Europa occidental, unas naciones asentadas y con siglos de existencia. Se reflexionó sobre ella en el contexto de las minorías nacionales de los países de Europa Oriental, ya que el establecimiento de fronteras durante el siglo XX había separado pueblos como el húngaro o el rumano en estados diferentes. Esto daba lugar a verdaderas políticas de erradicación cultural y lingüística en algunos países, al contrario de las políticas de integración que se seguían en Europa Occidental, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.
¿La Carta de Lenguas Minoritarias depende de la UE?«»
El Consejo de Europa es un organismo fundado por varios países europeos en 1949 con el objetivo de, según su preámbulo, consolidar la paz fundada en la justicia y la cooperación internacional, salvaguardar los principios de libertad, democracia y de preeminencia del derecho, y favorecer el progreso social y económico. Su labor normativa se caracteriza por regular la protección de los Derechos Humanos y los bienes culturales como patrimonio común, para que los convenios adoptados complementen los textos generalistas de ámbito universal. Aunque el nombre lleve a confusión, no es ninguna institución de la Unión Europea, sino una asociación internacional de la que también forman parte otros países del continente. Su sede está en Estrasburgo.
España firmó en el año 1977 su adhesión a este organismo. A día de hoy, nuestro país ha ratificado ciento veintidós convenciones europeas, ha firmado nueve y ha dejado sin firmar ni ratificar setenta y nueve. Dentro de las materias ratificadas están la participación en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la firma de la “Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias” (la Carta a partir de ahora).
Sobre la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias
¿Padece usted de “catetismo monolingüe”, y no lo sabía? Si es así, no se preocupe. El euskogobierno de Navarra, con el médico Koldo Martínez ayudando desde el Parlamento, van a venir a curarle. En el fondo, nos van a recetar la misma medicina que ya se ha administrado en otras CC.AA. como Cataluña, pero que aquí puede resultar desconocida. El objetivo es, en última instancia, curar un monolingüismo para transformarlo en otro, con más o menos anestesia según los signos de sufrimiento del paciente. Entre uno y otro hito, se trata de hacer pasar a la sociedad por una fase de bilingüismo forzado, para lo que no van a escatimar ni recursos económicos ni la propaganda que haga falta, como estamos viendo en esta especie de convalecencia en la que estamos sumidos actualmente, a la espera de recuperar la salud que nos prometen.
Para conseguir su objetivo, el euskogobierno se va a basar en las recomendaciones del “Cuarto Informe sobre Lenguas Regionales o Minoritarias” del Consejo de Europa, emitido por un Comité de Expertos preocupados por la conservación del patrimonio cultural allí donde se encuentre.
Conviene recordar que dicho Consejo de Europa no es ninguna institución de la Unión Europea como la conocemos, sino una organización internacional de la que España forma parte como casi todos los estados del continente, incluida Rusia y Armenia, por poner dos ejemplos. Se funda en 1949 con el fin de fomentar la cooperación europea para la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía, y su labor normativa se caracteriza por limitarse a aspectos específicos de la protección de los bienes culturales, para que los convenios adoptados complementen los textos generalistas del ámbito universal.
¿Y por qué se supone que hay que hacer caso a esas recomendaciones? Porque España ya firmó en el año 1977 su adhesión a este organismo, y ratificó en el año 2001 la “Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias”, que es el documento marco que justifica los informes posteriores que los expertos han ido emitiendo.
Entonces, ¿cuál es el problema con este Informe? La cuestión es que sus conclusiones se prestan a tal manipulación y tergiversación que estas actitudes son aprovechadas por todas las administraciones e instituciones separatistas, sin excepción. Algunas comunidades autónomas se han remitido al Informe para reclamar políticas de plena inmersión lingüística en las lenguas regionales, pudiendo negar el derecho a recibir la enseñanza en español a los que así lo deseen. Esto es una manipulación de lo que se dice realmente, de lo que establece la propia Carta originaria y de los compromisos adquiridos por España al ratificarla. Es más, algunos expertos piensan que tales políticas van en contra de las recomendaciones de la UNESCO sobre enseñanza en lengua materna, contra la “Convención Europa de los Derechos Humanos”, la “Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea” y la “Declaración Universal de Derechos Lingüísticos” (art. 24).
La Carta Europea de Lenguas Regionales y Minoritarias: lo que esconde el engendro…
Bajo el pretexto de defender las “lenguas regionales” (bretón, occitano, corso, alsaciano, vascuence, etc.) con un objetivo, en apariencia, de preservar la identidad y el arraigo de nuestras provincias, se preparan disposiciones legislativas bastante retorcidas.
El objetivo cínico de la izquierda en el poder no es evidentemente preservar nuestras identidades regionales sino hacer recular la lengua nacional en beneficio, por un lado, de los dialectos regionales, pero sobre todo, del árabe y de las lenguas extraeuropeas, asimiladas a las “lenguas minoritarias”. Desencriptemos el asunto.
Un embrollo jurídico
En Francia, el gobierno adoptó, sin mucho ruido, el 31 de julio de 2015, un proyecto de ley constitucional autorizando la ratificación de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias, en estos términos: “La República puede ratificar la Carta Europea de Lenguas Regionales y minoritarias aprobada en Estrasburgo el 5 de noviembre de 1992”. La palabra importante aquí es “minoritaria” y no “regional”. “Minoritaria” en la neolengua significa “inmigrante”.