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Las pantallas y los resultados escolares Manuel I. Cabezas González

En un texto reciente sobre el uso y abuso de las pantallas, hacía referencia a un ensayo del neurocientífico francés Michel Desmurget y anunciaba una serie de textos monográficos sobre los efectos dañinos, en distintos campos, del uso desenfrenado y descontrolado de las pantallas. Hoy nos ocuparemos del primero de ellos: consecuencias nefastas de las pantallas sobre los resultados escolares de los niños, adolescentes y jóvenes (cf. ensayo, Capítulo 5. Réussite scolaire: attention, danger!).

Uso doméstico de las pantallas y resultados escolares

Según M. Desmurget, los niños, adolescentes y jóvenes utilizan masivamente, en el contexto familiar y social, las pantallas (televisión, móvil, ordenador, tableta, consolas, etc.). Y lo hacen principalmente con fines recreativos. Ahora bien, el uso de las pantallas en el contexto extraescolar hace malas migas con los buenos resultados escolares. En efecto —sin distinciones en función del sexo, de la edad o del medio social— el tiempo desmesurado dedicado a las pantallas influye muy negativamente en los resultados escolares.

De todas estas pantallas, la que se lleva la palma es el móvil, que es utilizado fundamentalmente con funciones lúdicas (acceder a todo tipo de contenidos, jugar con videojuegos, navegar por internet, intercambiar imágenes y textos, conectarse a las redes sociales, etc.), sin limitaciones de tiempo y lugar. Este artilugio multiusos es como una sanguijuela que succiona nuestro cerebro y propicia su descerebración. En efecto, cuanto más inteligentes son los “smartphones”, más sustituyen a nuestro cerebro y, por lo tanto, más dependientes somos de ellos y más idiotas nos convertimos. ¿Acaso no escogen ya el restaurante donde vamos a comer? ¿Acaso no seleccionan las informaciones y la publicidad que recibimos? ¿Acaso no nos fijan la ruta que debemos seguir para llegar a nuestro destino? ¿Acaso no responden a cualquiera de nuestras preguntas? ¿Acaso…? ¿Acaso…? Con el tiempo, terminarán por descerebrarnos completamente y por pensar en nuestro lugar.

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