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Las pantallas y la degradación de la salud Manuel I. Cabezas González

Los niños, los adolescente, los jóvenes e incluso los adultos pasan demasiado tiempo con las pantallas. Y este nuevo “placer solitario” —para algunos, cada vez más vergonzoso— es extremadamente dañino y afecta muy negativamente a los resultados escolares, al desarrollo intelectual y a la salud, como veremos en nuestra reflexión de hoy. A esta consecuencia nociva dedica M. Desmurget el capítulo 7 (“Santé: une agression silencieuse”) de su ensayo “La fabrique du crétin digital”.

Según M. Desmurget, para la comunidad científica, las pantallas son un problema, real y muy importante, de salud pública. En efecto, las pantallas están asociadas a ciertas patologías sanitarias: obesidad, tabaquismo, alcoholismo, toxicomanía, trastornos alimenticios, aislamiento social, agresividad, inseguridad, depresión, prácticas sexuales de riesgo, problemas cardio-vasculares, etc. A la luz de estos efectos perversos del uso/abuso/y mal uso de las pantallas, precisa este neurocientífico francés, habría que considerarlas como una de las causas principales de muchas de las enfermedades de nuestro tiempo. Hoy, nos centraremos sólo en tres impactos dañinos de las pantallas: impactos sobre el sueño, sobre el sedentarismo y sobre el acceso a contenidos inadecuados y peligrosos para las nuevas generaciones.

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