El Salvador
Victoria histórica de la ex guerrilla izquierdista en El Salvador "Hoy hemos firmado un nuevo acuerdo de paz", proclama Mauricio Funes, líder del FMLN nada más confirmarse su triunfo
El candidato del FMLN le da una histórica victoria a la izquierda dos décadas después de dejar las armas.
“Como pocas veces, la población se volcó a las urnas en El Salvador para elegir presidente”, titula el diario español El País. El mandatario electo, Mauricio Funes, consiguió que la ex-guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) llegara al poder aprovechando el desgaste de su contrincante ARENAS. Con un discurso nuevo, moderado y creíble consiguió el cambio. En un país gobernado durante dos décadas por la derecha dura, el trabajo de Funes, periodista critico e independiente, es meritorio pues en ese país la prensa actúa por dictado del partido en el poder, explica el matutino español
El rotativo francés de derecha Le Figaro considera que El Salvador ha dado vuelta a una página de su historia, dejando atrás los fantasmas de la guerra. El diario recuerda los 75.000 muertos que dejaron los enfrentamientos entre el FMLN y el ejército salvadoreño, apoyado por Estados Unidos. El periódico evoca uno de los acontecimientos más terribles fue el ocurrido en el Mozote, un pequeño pueblo de montaña, del que hoy no queda nada. El 10 de diciembre de 1981 todos los habitantes fueron encerrados en una iglesia. Los hombres fueron torturados y acribillados, los adolescentes violados y las mujeres masacradas junto con los niños. Los 1.200 habitantes del pueblo perecieron. Los soldados apilaron los cadáveres y luego prendieron fuego al recinto.
http://www.rfi.fr/actues/articles/111/article_11182.asp
PABLO ORDAZ | San Salvador 16/03/2009
La antigua guerrilla salvadoreña logró anoche un triunfo histórico. Por primera vez desde que hace dos décadas dejara las armas y firmara los acuerdos de paz que pusieron fin a la contienda civil, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) conquistó la presidencia de la república de El Salvador. Nada más confirmarse su ajustada victoria -el 51,27% de los votos frente al 48,73% que obtuvo la derecha-, su candidato, el periodista Mauricio Funes, compareció ante la opinión pública escoltado por los viejos comandantes guerrilleros. Con la voz rota por el cansancio y la emoción, Funes dijo: "Esta noche debe tener el mismo sentimiento de esperanza y reconciliación que hizo posible los acuerdos de paz. Hoy hemos firmado un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación del país consigo mismo. Por esta razón, invito desde este momento a las diferentes fuerzas sociales y políticas a que construyamos juntos el futuro. No me cabe ninguna duda que este día ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo".
Funes vestía de chaqueta oscura y camisa blanca sin corbata. Ellos, los viejos comandantes guerrilleros, sus antiguas guayaberas rojas. El FMLN no sólo consiguió anoche derrotar por primera vez a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), sino también a su propia obstinación inmovilista. Aunque con sus más y sus menos, la vieja guardia de la guerrilla aceptó presentar como candidato a un hombre joven, moderado, cuyo discurso está lleno de la palabra diálogo y de mensajes a la reconciliación nacional. Y ha sido ese hombre el que los ha llevado a la victoria. Durante toda la campaña, la derecha dura que ha venido gobernando este país desde que cesaron los tiros no ha hecho otra cosa que acusar al FMLN de querer vender El Salvador a Hugo Chávez y al comunismo internacional. Pero el discurso de Funes -ya sabiéndose presidente- ni siquiera tuvo un guiño con el presidente de Venezuela. Muy al contrario. La mirada cómplice estuvo dirigida a Estados Unidos, un país donde viven y trabajan más de dos millones y medio de salvadoreños. "Deseo", dijo el flamante ganador, "una política exterior independiente. Quiero la integración centroamericana y el fortalecimiento de la relación con Estados Unidos".
Funes, consciente del momento histórico que estaba protagonizando, empezó su discurso diciendo: "Esta es la noche más feliz de mi vida. Y quiero que sea también la noche de la más grande esperanza de El Salvador". Pero utilizó sus tablas como antiguo corresponsal de la CNN para hacer un discurso equilibrado, con las gotas justas de emoción, aplicándose desde el primer momento la loción de jefe de Estado. De ahí que tuviera unas palabras de homenaje para las Fuerzas Armadas de El Salvador, por su comportamiento durante la jornada electoral. Fue curioso observar el gesto serio de los viejos comandantes, que escuchaban a su joven y mediático líder hablando del Ejército -sus viejos enemigos- y de Dios. También encontró un hueco en su discurso para evocar unas palabras del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado a tiros en 1980, en el altar de la catedral de San Salvador, un día después de pedir a los soldados que dejaran de matar. "Monseñor Romero", recordó Mauricio Funes, "dijo que la Iglesia tenía una opción preferencial con los pobres. Eso haré yo. Favorecer a los pobres y a los excluidos".
El discurso de Mauricio Funes no fue más que el histórico colofón de una jornada larga, donde la sensación de cambio estaba en todas las bocas. Sin embargo, la dureza de la campaña electoral le imprimió también al día una dosis de cierto riesgo que se hizo más patente una hora después de cerrar los colegios electorales. A las 5.53 de la tarde, las cámaras de televisión ya retransmitían en directo el recuento de algunas mesas electorales, en San Salvador, en San Miguel... Eran sólo unas mesas, pero la alegría que se respiraba alrededor de ellas, la contundencia con que las papeletas del FMNL iban saliendo una tras otra, los aplausos, la manera con la que el presidente alzaba cada papeleta para recibir la ovación de la gente arremolinada alrededor de la caja de cartón, los gritos -cada vez más contundentes- de "el pueblo, unido, jamás será vencido" iban confirmando la sensación, nada científica, de que el cambio se estaba produciendo en El Salvador.
Como se vio después, ese cambio no fue resultado de una victoria aplastante, sino de una pugna ajustada. Y había un peligro. Igual que la derecha había acusado sin pruebas a la izquierda de querer vender el país a Chávez, también la izquierda del FMLN había hecho correr la voz de que, si perdían, sólo sería producto de un pucherazo. Así que un hipotético vuelco electoral a favor de Arena hubiese provocado una situación difícil, casi con toda seguridad violenta. Por eso, cuando Mauricio Funes se adelantó unos minutos a la última comparecencia del Tribunal Superior Electoral y dijo las palabras mágicas -"soy ya y sin lugar a dudas en el presidente electo de todos los salvadoreños"- una sensación de alivio recorrió el país. Sobre todo cuando el candidato de la derecha, Rodrigo Ávila, aceptó democráticamente la derrota.
Los ciudadanos -los de izquierdas y los de derechas- demostraron una vez más estar a la altura de las circunstancias. Durante un mes, los políticos les ofrecieron una campaña sucia y violenta. Y ellos, los salvadoreños, les devolvieron ayer civismo y paz. Supieron convertir el 15 de marzo de 2009 en un día histórico. El eco de los tiros quedó definitivamente a resguardo de los libros de historia.
’Maras’ y remesas
Violencia. El Salvador tiene la tasa más alta de muertes violentas de Latinoamérica debido, sobre todo, a la acción de las maras o pandillas, aunque en 2008 se registraron 3.179 homicidios, lo que supone un descenso respecto a los 3.928 de 2006.
Pobreza. Afecta al 37% de la población. El 11% se encuentra en la extrema pobreza. La tasa de analfabetismo en 2005 era del 18,9%.
Crecimiento. El producto interior bruto (PIB) creció un 3,2% en 2008, y la inflación, un 5,5%. Las principales exportaciones son las manufacturas y el café, aunque su saldo comercial es deficitario en 5.200 millones de dólares (unos 4.022 millones de euros).
Dependencia de EE UU. El país norteamericano es su principal socio comercial y el receptor de más inmigrantes salvadoreños, más de 2,5 millones. Las remesas que éstos envían se han convertido en la segunda fuente de ingresos para el país (17% del PIB) después de los servicios (60%). En 2001 se fijó un tipo de cambio inalterable del colón con el dólar.
Funes el victorioso
Artículo publicado el 16/03/2009
Al grito de “¡Sí se pudo!", miles de militantes de la ex guerrilla izquierdista salieron a las calles de las principales ciudades de El Salvador para festejar la histórica victoria de Mauricio Funes en las elecciones presidenciales del domingo.
Con el 92,02% de las actas de votación escrutadas, Mauricio Funes obtenía el 51,2% de los votos, mientras el candidato de la derecha gobernante Rodrigo Ávila conseguía el 48,7%, una diferencia de algo más de 62.000 votos, según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) antes de suspender el recuento en la noche de este domingo.
"Soy el presidente electo de los salvadoreños", declaró exultante Funes, acompañado de su esposa Wanda Pignato, de origen brasileño y representante del Partido de los Trabajadores de Brasil para Centroamérica, en un hotel capitalino.
"Este día ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo. Esta es una victoria de todo el pueblo salvadoreño", agregó Funes.
Escuchar:
http://www.rfi.fr/actues/articles/111/article_11179.asp
Olivier Dabène, président de l’Opalc (Observatoire politique de l’Amérique Latine et des Caraïbes) et professeur à Sciences-Po :
« Le Salvador est allé un petit peu au-delà de la peur pendant ces élections. Le parti d’extrême droite Aréna vivait un peu encore à l’époque de la guerre froide, agitant le spectre du communisme, du retour à la guerre civile, essayant de terroriser ou d’intimider les électeurs tentés par un vote à gauche ; cela n’a pas marché cette fois-ci. »
Alternance à la tête de l’Etat
Ce petit Etat Amérique centrale a élu dimanche un président de gauche, Mauricio Funes. Une première depuis 20 ans. C’est le candidat du Front Farabundo Marti pour la libération nationale ( FMLN ), l’ancienne guérilla salvadorienne qui a remporté le scrutin. Le pays semble avoir tourné la page de la guerre civile qui avait ravagé le pays dans les années 80. Par ailleurs, ce résultat confirme une autre tendance : l’ancrage à gauche de l’Amérique latine.
Le Salvador va-t-il devenir un satellite du Venezuela, et rejoindre le camp de l’Amérique latine anti-libérale ? C’est la menace qu’avait brandie la droite durant toute la campagne électorale. Aujourd’hui Hugo Chavez, le chef d’Etat vénézuélien salue la victoire de Mauricio Funes mais le nouveau président salvadorien se compare plutôt à Barack Obama et répète qu’il n’a pas l’intention de tourner le dos aux Etats-Unis.
Une posture pragmatique en période de crise économique et dans un pays dont la monnaie officielle est le dollar. Reste que le nouveau chef de l’Etat n’est pas seul. Il va devoir tenir compte de l’aile radicale de son parti le Front Farabundo Marti pour la libération nationale, l’ancienne guérilla. Son vice-président, Salvador Sanchez, appartient, lui, à la vieille école des anciens « commandantes » et il aurait tendance à se tourner naturellement vers le Venezuela, le Nicaragua ou Cuba.
Mauricio Funes se revendique d’une gauche plus « brésilienne ». Comme le président Lula, il dit vouloir créer des ponts avec l’élite économique conservatrice. L’épouse de Mauricio Funes est d’ailleurs brésilienne et encartée au parti des Travailleurs, le parti du président brésilien.
http://www.rfi.fr/actufr/articles/111/article_79275.asp
L’Amérique latine de plus en plus à gauche
Avec cette victoire de Mauricio Funes, le Salvador est un pays de plus qui, en Amérique latine, bascule à gauche. Cependant, pour le tout nouveau président « il n’y a pas à s’aligner sur le Vénézuélien Chavez ou le Brésilien Lula », même si on le sent assez proche de ce dernier modèle. Candidat du Front Farabundo Marti pour la libération nationale ( FMLN ), ancienne guérilla devenue parti politique, il n’est toutefois pas issu de la même mouvance, radicale communiste, comme le FMLN. Il en a appelé à l’unité nationale, une unité dont il aura grand besoin, car malgré la victoire de la gauche à la présidentielle, elle reste néanmoins minoritaire au Congrès salvadorien.