Diego El Cigala
Entrevista a Diego, ’El Cigala’, en A Vivir (15/6/2008) Diego, ’El Cigala’, presenta en A Vivir su último disco después del gran éxito de Lágrimas negras
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Dice Diego, ’El Cigala’, que "la vida está hecha de azares". Quizá se refiere al azar que hace cinco años le hizo probar las mieles del éxito con Lágrimas Negras o al azar de ese año que pasó comiendo espaguetis cuando dijo aquella frase de "no canto para no bailar nunca más". entonces no pensó que de tanto comer pasta le iba a salir por las orejas. Ahora vuelve con un disco Dos lágrimas en busca de un nuevo azar.
"¡Qué barbaridad!", ha exclamado el Cigala cuando Montserrat le ha recordado unas palabra de Paco de Lucía sobre él. "Es una de las voces más bonitas del flamenco de hoy, una voz de caramelo que derrama corazón en todo lo que canta", dijo de él el maestro de la guitarra.
"Es uno de los pilares en el mundo del flamenco, de las fuentes que yo he bebido", ha sido el intento de Diego por argumentar la exclamación espontánea que ha mostrado al escucharlo.
La resaca de ’Lágrimas negras’
No quiere verlo como una segunda parte, pero se le parece. "Dicen que no fueron buenas las segundas partes, pero sí que tiene un poco de alama de Lágrimas negras", ha reconocido el Cigala. El ritmo afrocuba vuelve.
Hace versiones de boleros como Dos gardenias, pero "sin perder mi flamencura", como él ha dicho a Montserrat esta mañana en A Vivir.
Ha asegurado que ya de niño escuchaba este bolero interpretado por bulería por amigos. La sorpresa llegó cuando él mismo superó esa versión "en una noche de locura en el estudio".
Sentado y feliz
El disco le pilla "sentado" y "feliz", como ha confesado a Montserrat Domínguez. "Sin mi música, como que no rulo", ha dicho hasta casi emocionarse. "Han sido tantas emociones y tanto que la vida me ha dado", ha suspirado.
Entre suspiros y exclamaciones responde al reconocimiento que otros grandes le brindan. El equipo de A Vivir le ha recordado las palabras de Bebo Valdés. El cubano dijo que si hubiera encontrado al Cigala con 25 años no le hubiera soltado. Un "¡Ay Dios mío!" se ha escuchado en el estudio.