Lenguas de España

Cóctel de lenguas

En España hay registrados 52 dialectos. Algunos luchan por la oficialidad, otros sólo buscan sobrevivir

F. de la Peña.

MADRID- Si a usted le saludan a la voz de «afayaivos», no está usted en una república balcánica. Le están dando la bienvenida en bable, una de las lenguas o dialectos que se hablan en España y cuyos defensores quieren colocar en la misma oficialidad en la que se utilizan el gallego, el catalán y el euskera, junto al valenciano, al balear y al aranés en Cataluña, lengua materna de casi 3.000 personas.

Más o menos extendidos, con mayor o menor cotidianeidad en su uso, en nuestro país se podrían contar más de cincuenta dialectos, sin sumar a ellos las tres lenguas cooficiales reconocidas en la Constitución y añadiendo a la lista las dos variaciones del andaluz, con ceceo y con seseo. Junto a la lucha de los defensores del bable se sitúa la novedosa pelea de algunos sectores de Cantabria por que se reconozca el cántabro como lengua, pese a que hay hasta siete variantes del mismo, desde el lebaniego hasta el pejino pasando por el campurriano o el trasmerano.

Pero en la ensalada de lenguas o dialectos que encontramos en España hay «ingredientes» en franco desuso, para los que su lucha no es tanto por la oficialidad o el reconocimiento de su importancia como por su supervivencia. Quizá entre este nutrido grupo de dialectos destaque el aragonés o fabla, utilizado en el Alto Aragón, con cuatro variantes (occidental, central, oriental y meridional), que a su vez asumen otras catorce variaciones. Su uso está regulado por ley.

Entre los dialectos que han merecido un estudio más profundo por parte de los expertos destacan el andaluz, marcado en dos vertientes según el ceceo o el seseo con el que se habla. En el mismo nivel se sitúan las hablas canarias, influenciadas por el andaluz y con rasgos del guanche, lengua bereber extinta que hablaban los habitantes de las islas antes de la llegada de los castellanoparlantes.

A esta lista de los principales dialectos hay que unir el murciano o habla panocha, el leonés y el extremeño. Estos dos últimos sobreviven mezclados entre sí en la zona norte de Extremadura, y con otras lenguas o dialectos como el portugués, el gallego o el bable.

Y no se puede completar una lista sin hacer mención al silbo, el especial lenguaje silbado usado en la isla de la Gomera, cuya pecualiaridad y especial historia han llevado al Gobierno de Canarias a reclamar ante la Unesco que se le declare patrimonio de la humanidad. Eso sí, no conlleva pretensiones nacionalistas.

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