NEGOCIOS VERDES/COMERCIO JUSTO

Consumo con conciencia Pequeños productores del Tercer Mundo cuidan del planeta gracias al comercio justo

ROSA M. TRISTÁN

SETEM MADRID

Al sur de Costa Rica, en Talamanca, una cooperativa que cuenta con más de un millar de miembros ha logrado conservar un corredor ecológico con nueve ecosistemas diferentes y, a la vez, ha aumentado el nivel de vida de las poblaciones indígenas de la zona. ¿Cómo? Gracias a su compromiso con el llamado sello internacional Fairtrade, que garantiza que sus productos no sólo tienen un compromiso social importante, sino que, además, crecen gracias a técnicas agrícolas sostenibles:-todos sus cultivos son orgánicos. Hoy su cacao se exporta a Estados Unidos y a Europa, a través de una red de comercio justo que no deja de aumentar su número de adeptos.

Productos Fairtrade, como este cacao de Talamanca, están presentes ya en 21 países, entre ellos España, donde se distribuyen a través tanto de grandes superficies (Alcampo, Carrefour o Eroski), como de pequeños comercios y ONG. «El consumidor debe saber que este sello es una garantía de que el producto se elaboró en condiciones de trabajo dignas y ha sido comprado a un precio justo, pero, además, cumple unos criterios de respeto al medio ambiente», asegura Gudrun Schloepker, portavoz de la Asociación del Sello Fairtrade en España.

En unas jornadas organizadas por la ONG Setem en febrero, que relacionaban el comercio justo con la sostenibilidad ambiental, salieron a relucir muchos datos sobre la importancia de este tipo de consumo limpio para el planeta: hay cerca de un millón de productores organizados en países del Sur que venden a los del Norte su café, su azúcar, su cacao o su algodón. Y lo hacen sin empleo de agroquímicos, respetando los ciclos de migraciones o teniendo en cuenta la conservación de las especies autóctonas por encima del beneficio, como destaca Mónica Aparicio, de la ONG Setem Madrid.

Sin prisa, pero sin pausa, estos productos (algunos más caros, por la prima social y ecológica que llevan añadida) se van haciendo con su cuota de mercado. Los últimos datos disponibles indican que el crecimiento de este consumo con conciencia superó el 28% en 2005 (una facturación de casi 15 millones de euros). El producto más demandado: el café. Las comunidades autónomas más compradoras de la etiqueta verde-solidaria:-Galicia y Cataluña. «Ese café creció sin productos químicos, siguiendo métodos tradicionales, como el cultivo con árbol de sombra, usando los desechos de la producción para abonos, evitando pesticidas que acaban generando resistencia en los insectos plaga. Al final, el café es mucho mejor, y no más caro que el del mismo nivel de calidad de las multinacionales», afirma Andrés Jiménez, presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.

Jiménez reconoce que hoy el «cuello de botella» de este comercio no es el precio, ni su calidad:-«El problema es nuestra capacidad de llegar al mercado y a los clientes con más variedad de productos, ése es ahora nuestro reto».

Por ello menciona la importancia de proyectos como el de COPADE y el sello FSC España (que certifica la explotación responsable de la madera) en Bolivia, Honduras y, pronto, Nicaragua. Consiste en la comercialización de maderas preciosas, como caoba, que sólo proceden de entresacas, sin talas indiscriminadas y sin infraestructuras que dañen bosques que tienen una gran riqueza de biodiversidad. «Además, como eliminamos los intermediarios, en precios son competitivas y el comprador sabe que se pagan salarios justos», añade Jiménez.

Mónica Aparicio, de Setem, pone el dedo en la llaga al señalar que «en este mundo globalizado, lo que hagamos en nuestro barrio o comunidad, pequeña o grande, puede repercutir en el rincón más alejado del planeta y con un consumo responsable podemos actuar tanto a nivel individual como a nivel colectivo, a través de empresas e instituciones».

EL ALGODÓN ’LIMPIO’

Cada año se cultivan 23,5 millones de toneladas de algodón en el mundo y se calcula que 125 millones de personas dependen de su cultivo. La cara oculta de este desarrollo es la devastación que provoca en el medio ambiente: a este producto se dedica el 25% de los insecticidas utilizados en el mundo y los casos de envenenamiento entre los productores se cuentan por decenas de miles. ¿Solución? El algodón ecológico que se distribuye por la red del comercio justo. Las asociaciones que ponen los proyectos en marcha en los países en vías de desarrollo son las que certifican ‘in situ’ que son cultivos sin químicos, ni modificaciones genéticas, además de cumplir unas condiciones laborales dignas. Ahí está el caso de Setem, con su Campaña Ropa Limpia, en la que muestran a los consumidores el ’forro’ de explotación y devastación del planeta que oculta la ropa. De momento, bien es cierto, las alternativas ecológicas del mercado no son muchas. La mayoría del algodón con ‘plus’ solidario no logra abrirse hueco en las grandes empresas de la moda, aunque la Coordinadora Estatal de Comercio Justo no ceja en su empeño de que un día todos vistamos ‘bien limpios’.

http://www.elmundo.es/suplementos/natura/2008/23/1204568340.html