TÉCNICAS DE ESTUDIO

Organízate el tiempo: el autocontrol

(actualisé le )

MARTA CABALLERO

Son las 16.30, has vuelto hace rato del instituto, has comido y descansado algo después. Es tiempo de estudiar. Suena el teléfono, te llama un amigo para preguntarte por los deberes. Al rato es el móvil: empiezas a enviarte mensajes con otro compañero. Y pronto de nuevo el hambre, bajas a tomar algo de merendar, tal vez también veas un poco de televisión. A eso de las 19.30 decides ponerte con los deberes (los verbos irregulares del inglés, un comentario de texto...). Cuando acuerdas, son más de las 21.00 y tu madre te está llamando para ir a cenar. Tu impresión es que has pasado toda la tarde estudiando encerrado en tu habitación, pero el hecho es que no te ha cundido. No has organizado adecuadamente el tiempo de estudio, una de las claves básicas para mejorar tu rendimiento académico.

Como comentábamos la semana pasada con la motivación, lo importante es que no te engañes y que seas sincero contigo mismo. De nada valen horarios imposibles que pretenden resolver en unas horas lo que no has estudiado antes.

Por eso te recomendamos que, si quieres con la ayuda de tu departamento de orientación, te fabriques un horario de autocontrol en el que se establezca qué tiempo vas a dedicarle a tal o cuál asignatura y qué días de la semana lo harás. Desde aquí puedes hacerte un seguimiento a ti mismo y, si no eres capaz de cumplirlo, bajar el listón e ir sacando las cosas poco a poco. En este punto de las técnicas de estudio has de saber que lo importante no es cuánto tiempo dediques a estudiar sino cómo debes hacerlo. Eso sí, te recomendamos una mínima de tres horitas diarias. Piensa lo largo que es el día, si les sacas partido te dará lugar a hacer otras cosas.

Cualquier complejo de torpe o incapaz en el que muchos os justificáis se os quitará en un santiamén si dejas de estudiar horas y horas en vano para estudiar, quizá menos tiempo, pero sí de forma más organizada. Y sobre todo, sincera. Y un último consejo: aparta el móvil, el ordenador y la televisión de tu alcance cuando estés estudiando. Te roban un tiempo precioso que luego podrías dedicarle si consigues que el estudio te cunda.

Llaves

SÍ A LA AGENDA. Hay quien tiene la suerte de contar con una memoria prodigiosa o de vivir cada día en un caos en el que, cosas de la vida, es capaz de ubicarse. Pero para el resto de mortales, algo tan simple como una agenda puede ayudar a solucionar un sinfín problemas. Es importante que recuerdes, no la semana ni el día antes, la fecha de exámenes, las de entregas de trabajo, etcétera. De esta manera podrás planificar cada día de la semana tu tiempo de estudio para cada asignatura.

MINUTOS POR PÁGINA. No somos máquinas ni tampoco podemos establecer una media de cuánto tiempo podemos dedicarle a una página diaria, puesto que nuestra concentración es un hecho variable. Pero si aprendemos a conocernos a nosotros mismos, podemos hacer un cálculo aproximado de lo que nos llevará estudiar un tema. De esta forma podremos, mediante pequeños esfuerzos, establecer procedimientos como, por ejemplo, el siguiente: “De 16.00 a 19.00 horas termino el tema 2 y luego salgo un rato a darme una vuelta”.

EL ORDEN DE LAS COSAS. Para entrar en materia, te recomendamos que no empieces a estudiar por la asignatura más sesuda. Ponte primero con ejercicios y deberes para coger el ritmo. Tu cabeza es también un motor que necesita un tiempo para calentarse.

http://aula2.el-mundo.es/aula/noticia.php/2006/10/23/aula1161362626.html