Sociedad

La falta de sueño, un «acto de rebeldía» que altera el carácter de los adolescentes

Las salidas nocturnas, la televisión y el «messenger» son las principales causas de estos desajustes

Marta G. Bruno. Madrid-

La vuelta al «cole» está cerca y con ello los problemas de adaptación a los horarios de invierno, sobre todo a la hora de dormir y sus consecuencias cuando suena la alarma del despertador. La somnolencia diurna en adolescentes está comúnmente tolerada, aunque los expertos ya alertan de los peligros de dormir menos de ocho horas al día.

Un estudio sobre 150 jóvenes, dirigido por la Clínica del Sueño Estivill, presenta la situación actual de la mayoría de los jóvenes españoles en este campo. De estos adolescentes, sólo el 10 por ciento dormía nueve horas, mientras que la mitad de ellos permanecía en la cama menos de ocho horas.

De hecho, según afirma Francisco Segarra, psicólogo clínico y coordinador de la Clínica Estivill, los propios niños se quejan a sus padres del sueño diurno crónico los días que tienen que ir al colegio. Durante el fin de semana, intentan recuperar el sueño perdido, con lo que vuelven a alterar su ritmo biológico.

Concentración

Este efecto acumulativo de pocas horas de sueño provoca una falta de concentración durante el día que se refleja en el rendimiento escolar. El pediatra y profesor de Medicina de la Universidad Europea, Carlos Marina, afirma al respecto que los adolescentes que además consumen cafeína y otros estimulantes agravan la situación y alteran todavía más estos ritmos.

La mayoría de los jóvenes presentan una privación crónica del sueño. Es decir, duermen menos de lo adecuado porque «consideran el dormir como una pérdida de tiempo y una imposición de los adultos». En definitiva, duermen menos como «un acto de rebeldía».

Muchos se aíslan en sus habitaciones con el «messenger», la televisión y los videojuegos hasta las tres de la mañana, mientras que los padres creen que sus hijos duermen y así, retrasan los ritmos naturales de sueño. «Si dejáramos dormir a estos niños, no se levantarían hasta la una de la tarde», comenta el doctor Segarra. Las sucesivas salidas nocturnas sólo agravan el problema. Durante la semana siguiente, el exceso de actividad o las consecuencias del «botellón» dificultan la atención en clase o en el trabajo.

Los riesgos que presenta la «deuda de sueño crónica» pueden parecer leves a corto plazo, pero se agravan con el tiempo. El doctor García Borreguero, coordinador del Instituto de Investigaciones del Sueño, asegura que la falta de sueño «provoca a largo plazo depresiones, alteraciones en el área hormonal y problemas inmunológicos». En los supuestos graves, el cuerpo puede sufrir problemas cardiovasculares en la edad adulta.

Los jóvenes sufren alteraciones derivadas de los cambios en la pubertad ya que el centro cerebral funciona con desfase en esta edad. Sin embargo, los hábitos nocturnos de la mayoría de los adolescentes empeoran la situación.

Reloj biológico

El núcleo supraquiasmático de la zona cerebral del hipotálamo regula los niveles de temperatura corporal y hormonas, además del sueño y la vigilia. El reloj biológico se guía por la luz que los ojos detectan.
Si, a las tres de la mañana, la intensidad de la luz es alta, como ocurre en el caso de la luz artificial que emiten los ordenadores o la televisión, la glándula pineal, responsable de segregar la melatonina, la hormona del sueño, no actúa.

Segarra propone que los padres y profesores «promuevan la cultura del esfuerzo y el deporte». Según este experto, «abandonamos a los adolescentes».

El orden familiar en casa es fundamental y, a juzgar por el profesor Marina, «los padres tienen que acostumbrar a sus hijos a unas rutinas sociales, además de no agobiarlos con las actividades extraescolares que terminan a las nueve de la noche».

http://www.larazon.es/noticias/noti_soc1557.htm