El Cheli (jerga madrileña de los 80) — CALÓ, CHELI Y ESPAÑOL

La lengua muerta de Madrid que un vecino lucha por recuperar: tiene su diccionario y sólo existen dos libros traducidos

El cheli fue gestándose en los arrabales hasta que, en los 70, con la aparición de nuevas tribus urbanas, despuntó: recientemente, se ha editado una versión de ’El principito’ en este sociolecto
magine un Madrid que, como Cataluña, Galicia y País Vasco, hablara su propio idioma. Con sus rótulos doblados y películas subtituladas. Donde la educación y la sanidad fueran bilingües. Sin olvidar recetas, músicas y noticias. Una urbe donde la Oficina del Español que Isabel Díaz Ayuso abrió para Toni Cantó tuviese sentido. Porque, claro, viendo el historial del PP, que votó en contra del uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, su postura hubiese sido férrea: “Los españoles son muy españoles y mucho español”. Ya lo dijo su líder, el ex presidente Mariano Rajoy, en 2015, durante la campaña electoral. Esta ficción podría haberse dado si el cheli hubiera sobrevivido. Su situación era incomparable a la del catalán, gallego y euskera, pero tuvo su calado en los 70. Un sociolecto que, hoy, ya extinguido, resucita puntualmente en la cultura.

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CALÓ, CHELI Y ESPAÑOL (UNOS POCOS EJEMPLOS). Rafael Rodríguez González, 2008
Hay muchos filólogos y doctos sabios de la lengua (yo soy un sabio de la lengua de vaca, me sale bien), de la castellana o española, de la vasca o euskalduna, de la catalana, del inglés y de otras más si es que existen, que no lo sabemos, pero como los hay pocos de ese lenguaje que es el caló o el calé (ya empezamos con no saber con seguridad la denominación correcta), lenguaje si no muerto sí moribundo ya a comienzos del siglo XIX, cualquiera, por ejemplo yo, puede atreverse, sin que le adornen o avalen títulos, licenciaturas ni másters, a tratar lo del caló (con esta me quedo) y su relación con esa jerga conocida como cheli, y también con algunas expresiones usadas desde hace muchísimos años, más abundantemente por los habitantes de la Andalucía, de gran parte de La Mancha y de Madrid, aunque algunos de esos vocablos van siendo cada vez menos utilizados. Vayamos pues, y yo el primero, como Fernando VII, por la senda… pero en serio, dentro de lo que cabe. Veamos sólo algunos ejemplos, pocos, que hay que acabar de comprar los regalos de Navidad y Reyes ¡a la fulañí la crisis!

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