Pedagogismo y tecnologicismo en la educación
Lucas Fairén | 23/11/2022
Se está llevando a cabo un experimento a gran escala. Los profesores y los alumnos son los conejillos de indias, la sociedad española entera será la víctima. Mientras la calidad de la enseñanza de nuestro país se deteriora por momentos, y año tras año las escuelas e institutos se convierten en fábricas de burros y establos de adolescentes, las nuevas leyes educativas inciden y perseveran en sus errores conceptuales, los agravan y los consagran. Son errores garrafales. Tanta necedad y tanta maldad no se puede entender salvo en el contexto de un gran experimento de «ingeniería social» como los que ya hemos padecido a propósito del COVID-19 y la Agenda 2030.
La LOMLOE parte del supuesto de que los profesores, especialmente los de Secundaria y Bachillerato, no poseen en realidad una especialidad (Matemáticas, Filosofía, Latín y Griego, Historia, Física y Química, etc.), especialidad científica o humanística que en muchos casos han obtenido por oposición, enfrentándose a tales efectos a todo a un temario específico y con requisitos previos de titulación universitaria. La LOMLOE, como todos sus precedentes «democráticos», somete al profesor especialista a dos dictaduras: la dictadura pedagogista y la dictadura tecnologista. Ya puede saber mucho de lo suyo, que encima habrá «técnicos» que le dirán lo que tenga que hacer y que le cerrarán la boca en caso de discrepancias. Técnicos de la educación (pedagogos) y técnicos de la digitalización (esbirros de las GAFAM), junto con inspectores y demás instrumentos humanos al servicio de la descualificación programada de los docentes.