"Y después hubo Lola" (Laurent Obertone : “Et puis il y a eu Lola”) Bilingüe

Mientras se multiplican las sórdidas revelaciones sobre el asesinato de Lola, en París, este fin de semana, el escritor Laurent Obertone, autor de Guérilla (Editorial Magnus), ve en este asunto la última posibilidad para que Francia tome conciencia de la amenaza a la que se enfrenta el país. En un artículo publicado en la revista gala Valeurs Actuelles (abajo)
el también autor de La France Orange Mécanique advierte: “Si no hacemos nada ahora, no lo haremos nunca”.

La Tribuna del País Vasco publica algunos de los extractos más destacados del texto de Obertone.

“Estamos en Francia y nada debería haber perturbado las habituales noticias ‘sociales’ de la actual vuelta al cole. Ni siquiera ese instituto de Nanterre que lleva una semana liderando una guerra de guerrillas abierta para imponer el uso de la ropa islámica, un movimiento que parece abocado a extenderse. Ni siquiera la pronta liberación del atacante de un joven marinero, que ha resultado inválido de por vida. Ni siquiera esa mujer de Nantes a la que mataron a puñaladas camino al trabajo. Ni siquiera ese ‘vecino vigilante’ que quiso impedir un robo, en Pornic, y que fue masacrado a cuchilladas por dos matones ‘ya conocidos’, ‘impulsivos y muy violentos’ (Le Parisien, 17 de octubre)”…

(…)

“Y luego estaba Lola. Una niña de doce años, secuestrada, violada, torturada y masacrada por un ciudadano argelino, que había sido obligado a abandonar el territorio francés. ‘La agarré del pelo’, dijo bajo custodia policial. ‘Puse su cabeza entre mis piernas […], tuve un orgasmo’. Luego relató que se tomó un café y escuchó música, antes de apuñalar el cuerpo con un cuchillo, beber su sangre y abandonarlo en un baúl de plástico, con la ayuda de un cómplice que ya está en libertad”.

(…)

“La indignación siempre me parece sospechosa. Demasiado pública para ser honesta. Interesada. Pero no es indignación lo que queremos, lo que vemos, lo que sentimos, tampoco odio (…) El sentido común se está quedando sin paciencia. Porque si no se hace nada ahora, nunca se hará nada. La negación de lo que ocurre a nuestro alrededor se ha prolongado durante demasiado tiempo. Ciento veinte puñaladas al día, y en las pantallas y en los mandos del país, continúan los mismos fanáticos de la convivencia. Prefiriendo ver a las víctimas amontonarse. O más bien, prefiriendo no verlas. (…) Hay un volteo completo de lo real. Y para ello están las prohibiciones ‘antirracistas’, persiguiendo con su infamia a quien cuente los hechos y no se doblegue al dogma (…) Nos niegan, quieren negar a Lola. No les des más ese poder. Lola murió amordazada. El menor de nuestros deberes es dejar de callar. Los bastardos no son quienes quieren aplicar la ley, denunciar los crímenes y ponerse a salvo a los bárbaros. Los cabrones son los que permiten esto, y lo siguen permitiendo, tratando de impedir incluso que lo denunciemos. Ellos están bien escondidos en su indiferencia y en sus amenazas que llaman bondad, lavándose las manos de estas víctimas condenadas al olvido, sacrificadas a su culto. ¿Dónde están los arrodillamientos, las velas, las actuaciones, el lanzamiento de globos? ¿Dónde están los foros y las peticiones, los proyectos de ley, los discursos serios y estirados? ¿Dónde están las celebridades comprometidas y los mechones de pelo cortados? A ellos, esto no les importa. Nos niegan, quieren negar a Lola. No les des más ese poder. Si hacen y deshacen a sus anchas es porque los principales medios de comunicación son en gran medida una expresión de su mezquina superioridad moral, no de sentido común (…) Pero finalmente podemos recuperar nuestra existencia, encarnar una presión saludable, imponernos en las pantallas, imponernos a estos políticos, imponernos a décadas de negación. Lo debemos. Lola está muerta, como tantos otros, y la verdad permanece: millones de inmigrantes están en nuestro suelo, en contra de la voluntad del pueblo francés. Entre ellos hay cientos de miles de inmigrantes ilegales. ¿Por qué? Decenas de miles de ellos están sujetos a obligaciones de salida del territorio (OQTF). Se emiten casi trescientas al día. Se ejecutan menos del 10%”.

(…)

“Es hora de contraatacar. Para despedir a los censores de nuestras vidas. Para finalmente dar visibilidad a este lugar tribal de muerte que llamamos ‘convivencia’, para dar visibilidad a estas miles de víctimas diarias, a este país tan fragmentado que ya no tiene nada de nación, y que se ha convertido en un infierno bajo las cámaras de seguridad. Es hora de devolver los medios a la ciudadanía y a la realidad, liberándolos de sus ayudas y subvenciones. Es hora de revertir completamente el rumbo de esta inmigración delirante, la única forma de reparar nuestro capital social y salvar nuestra sociedad. (…) Es hora de deportar a estos miles de extranjeros condenados. Es hora de revisar nuestros acuerdos de inmigración, en particular con Argelia, para denunciar de paso cualquier tratado que nos impida controlar la inmigración y deportar a los indeseables. Eso sería un buen comienzo. De nosotros depende que esto sea solo el comienzo. Una movilización masiva debe tener lugar (…) Una niña de doce años ha sido asesinada, mártir de la barbarie ordinaria, con la bendición de nuestra pasividad y con la complicidad de nuestras alocadas convicciones”.

Laurent Obertone : “Et puis il y a eu Lola”

Valeurs Actuelles

Nous sommes en France, rien n’aurait dû troubler l’actualité « sociale » habituelle de cette rentrée. Pas même ce lycée de Nanterre qui mène depuis une semaine une guérilla ouverte pour imposer le port de vêtements islamiques — mouvement qui semble devoir se propager. Pas même la libération anticipée de l’agresseur du jeune Marin, handicapé à vie. Pas même cette Nantaise poignardée à mort, en partant au travail. Pas même ce « voisin vigilant » voulant empêcher un cambriolage, à Pornic, massacré à coups de couteau et de marteau par deux voyous « déjà connus », « impulsifs et très violents » (Le Parisien, le 17 octobre). Surtout pas les chiffres calamiteux du ministère de l’Intérieur. Record absolu et historique des coups et blessures, record absolu et historique des violences sexuelles. Ici la tranquille indifférence, l’ensauvagement banalisé. Darmanin toujours là. Et sa majesté ? Focalisée sur l’Ukraine, paraît-il. Ou au salon de l’auto, on ne sait plus.

Gérald Darmanin fait savoir qu’il ne commentera pas « une enquête en cours », ce qu’il fait depuis le début de son mandat — il ne fait même que ça.

Et puis il y a eu Lola. Une jeune fille de douze ans, enlevée, violée, torturée et massacrée par une ressortissante algérienne, sous le coup d’une obligation de quitter le territoire. « Je l’ai attrapée par les cheveux, dit-elle en garde à vue. J’ai mis sa tête entre mes jambes […], j’ai eu un orgasme. » Elle raconte ensuite avoir bu un café puis écouté de la musique, avant de larder le corps de coups de couteau, de boire son sang, puis de l’abandonner dans une malle en plastique, avec l’aide d’un complice déjà remis en liberté.

Ruez-vous au théâtre pour admirer Jean-Paul Rouve, a tweeté Gérald Darmanin, avant de faire savoir qu’il ne commenterait pas « une enquête en cours », ce qu’il fait depuis le début de son mandat — il ne fait même que ça. Et bien même ça, sa grotesque « condamnation avec fermeté » ou son sempiternel « je me rends sur place », il n’en a pas été capable pour Lola.

« La France n’oublie pas ses victimes », a ajouté Emmanuel Macron, avec un redoutable sens de l’à-propos, en parlant de… 1961. « La vérité est le seul chemin pour un avenir partagé. » Tu parles. Le lendemain, il se félicitait du ballon d’or décerné à Karim Benzema. Dupont-Moretti ? Porté disparu. Voilà pour l’implication de l’exécutif.
« Si rien n’est fait maintenant, rien ne le sera jamais »

L’indignation me semble toujours suspecte. Trop sociale pour être honnête. Intéressée. Mais ce n’est pas de l’indignation que l’on veut, que l’on voit, que l’on ressent, pas même de la haine. Ce mouvement qui s’est largement emparé de réseaux d’ordinaire si asociaux, cyniques, désabusés, blindés à l’horreur, évoque une froide résolution, une sourde colère. La lame de fond des oubliés. Le bon sens à bout de patience. De lâcheté peut-être aussi. Car si rien n’est fait maintenant, rien ne le sera jamais.

Ce déni dure depuis trop longtemps. Cent-vingt coups de couteau par jour, et sur les écrans et aux manettes du pays les mêmes forcenés du vivre ensemble. Préférant voir s’empiler les victimes. Ou plutôt ne pas les voir. « Fait divers », rubrique des chiens écrasés, etc. Surtout « pas stigmatiser ». « Pas faire le jeu de ». Indifférence massive. Mépris idéologique si loin de l’insurrection victimaire habituelle, quand tel testing nous apprend par exemple qu’il est plus facile sur les plages privées « d’obtenir un transat quand on est Blanc ».

Torsion complète du réel. Voilà l’interdit antiraciste, pourchassant de son infamie quiconque dit les faits et ne se prosterne pas devant le dogme. Lynchage social, chantage à l’extrême droite, principal complice organisé du crime. Avec notre fatalisme et notre passivité, face à cet État en dessous de tout, face aux chiens de garde de l’insécurité. Le procès en “récupération”, qui nous est dressé par des complices et des salauds, est là pour nous faire taire. Pour oublier cette malheureuse qui vient contrarier leur délire à plusieurs.

Ils s’en foutent. Ils nous nient, ils veulent nier Lola. Ne leur prêtons plus ce pouvoir.

Lola est morte bâillonnée. Le moindre de nos devoirs est de ne plus nous taire.
Les salauds ne sont pas ceux qui veulent appliquer la loi, dénoncer les crimes et mettre hors d’état de nuire les barbares. Les salauds sont ceux qui ont permis ça, et qui continuent de le permettre en cherchant à nous empêcher de le dire. Bien planqués dans leur indifférence et leurs menaces qu’ils appellent bonté, en se lavant les mains de ces victimes vouées à l’oubli, sacrifiées à leur culte — qui est avant tout celui d’eux-mêmes. Leur déni seul est une indécence. Où sont les genoux à terre, les marches blanches, les bougies, les performances, les lâchers de ballons ? Où sont les photos pleine Une avec les grands mots qui culpabilisent ? Où sont les tribunes et les pétitions, les projets de loi, les discours graves et compassés ? Où sont les célébrités engagées et les mèches coupées ?

Ils s’en foutent. Ils nous nient, ils veulent nier Lola. Ne leur prêtons plus ce pouvoir. Oui, ils font et défont l’information parce que les grands médias sont très largement l’expression de leur si petite supériorité morale, et non du sens commun. Mais nous pouvons enfin reprendre notre existence en main, incarner une pression salutaire, nous imposer à ces écrans, nous imposer à ces politiques, nous imposer à ces décennies de déni. Nous le devons.
300 OQTF sont prononcées chaque jour. Moins de 10 % sont exécutées. Comme tout le reste, « Darmanin dit », « Darmanin veut », et rien ne se passe

Lola est morte, comme tant d’autres, et des vérités restent : des millions d’immigrés se trouvent sur notre sol — contre la volonté du peuple français. Parmi eux des centaines de milliers de clandestins. Pourquoi ? Des dizaines de milliers d’entre eux sont visés par des obligations de quitter le territoire (OQTF). Près de trois cents par jour sont prononcées. Moins de 10 % sont exécutées. Comme tout le reste, « Darmanin dit », prétend la presse, « Darmanin veut », et rien ne se passe. Les “pouvoirs publics”, cette impuissance privée, et autres “responsables” — que ce mot leur va mal —, restent lâches, bien dans leur com et leur inertie, puisque pas d’explosion, pas de peuple dans les rues, ce qui est le baromètre du politicien moderne, ainsi que l’a si bien expliqué Édouard Philippe.

Et s’il est question d’une « déséquilibrée », alors nous aurions aussi de quoi discuter. La prévalence des « troubles psychiques » est trois fois plus élevée chez les migrants, et c’est encore plus spectaculaire chez les populations maghrébines et subsahariennes. Pourquoi personne n’en parle ? Des dizaines de milliers de cinglés errent dans nos rues, plus ou moins livrés à eux-mêmes. Quel est le projet ?

Il est temps faire appliquer une loi qui ne l’est jamais qu’au quart ou au tiers, dans le meilleur des cas

Il est temps de riposter. De congédier les censeurs de nos vies. De donner enfin de la visibilité à ce mouroir tribal que l’on nomme “vivre ensemble”, à ces milliers de victimes quotidiennes, à ce pays si atomisé qu’il n’a plus rien d’une nation, et tout d’un enfer sous vidéosurveillance. Il est temps de rendre les médias au public et aux réalités, en les délivrant de leurs aides et subventions. Il est temps de renverser totalement la vapeur sur cette immigration délirante, seul moyen de réparer notre capital social et de sauver notre société. Il est temps de résilier les “mandats” de messieurs Darmanin et Dupont-Moretti, il est temps faire appliquer une loi qui ne l’est jamais qu’au quart ou au tiers, dans le meilleur des cas — c’est sans doute plus facile de persécuter les activistes qui soulignent pacifiquement la porosité de ces frontières, et l’ineptie « humanitaire ». Il est temps d’expulser ces milliers d’étrangers condamnés. Il est temps de réviser nos accords migratoires, en particulier avec l’Algérie, de dénoncer au passage tout traité nous empêchant de contrôler l’immigration et d’expulser les indésirables.

Voilà qui serait un bon début. Il ne tient qu’à nous que ce ne soit qu’un début.

Une mobilisation massive doit avoir lieu. Il serait bon que partis, chapelles et personnes s’effacent enfin derrière ce qui nous dépasse tous, le visage angélique d’une gamine de douze ans, martyre de la barbarie ordinaire, avec la bénédiction de notre passivité, avec la complicité de convictions folles et meurtrières.

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