Christophe Guilluy: “La ideología progresista ha destrozado a las clases medias y populares”

El geógrafo y escritor francés Christophe Guilluy, uno de los grandes ensayistas “superventas” europeos, acaba de publicar Le temps des gens ordinaires (“El tiempo de la gente corriente”) un libro, todavía no traducido al español, en el que se analiza cómo los movimientos populistas que han surgido en Occidente en los últimos años son fruto de “la gente pequeña que representa a la mayoría de la población”. Reproducimos varios extractos de una entrevista con Guilluy que acaba de publicar la revista gala La Nef
“Se está produciendo una recomposición social desde abajo. En Francia, el ejemplo de los chalecos amarillos es significativo: no se trata de una categoría concreta de personas, sino de toda la población, la que gana menos de 2.000 euros al mes, obreros, campesinos, independientes, empleados públicos y privados, jóvenes, ancianos, hombres, mujeres; en definitiva, todo lo contrario a la atomización de la sociedad de la que constantemente se nos habla y que proviene de una visión tecnocrática o incluso publicitaria. Esta gente corriente ha sido ‘invisible’ desde los años ochenta del pasado siglo, ha estado condenada al ostracismo y, a pesar de todo, se recompone en un poderoso movimiento fundamental que va más allá del campo político. En este sentido hablo del empoderamiento de estas clases de la población. Nos encontramos ante un momento particular de recomposición social de abajo hacia arriba con personas que ayer eran invisibles y que se han vuelto imprescindibles. Y esto se puede ver en todas partes, en Francia, pero también en Gran Bretaña (con el Brexit), en Estados Unidos (el caso Trump), etc.”.

“Esta ‘gente corriente’ fue la clase media que ahora está en declive y que ya ha desaparecido como tal. Tiene conciencia de los efectos negativos de la globalización, tanto económica como culturalmente. Ha entendido que mañana ya no estarán en una fase de ascenso social y no se sienten representados por el sistema y sus élites. De ahí la necesidad de tomar las riendas y de pensar en otro modelo económico alternativo al de la globalización, la desindustrialización, el colapso del estado de bienestar, las fronteras abiertas y los flujos migratorios descontrolados”.

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