Atentado en Francia: El heroísmo del gendarme muerto en Trèbes une a Francia en la admiración Rebeca Carranco, Marc Bassets

Francia, un país en constante debate sobre sus referentes nacionales, ha encontrado un héroe. La muerte del teniente coronel Arnaud Beltrame en el ataque terrorista en el sur del país propicia un raro momento de comunión nacional. Ciudadanos y políticos de todo signo coinciden en la admiración y la conmoción ante un gesto fuera de lo común. El presidente Emmanuel Macron anunció ayer la organización de un homenaje nacional para para quien, como dijo su madre, “defender la patria” y “defender a los demás” era “su razón de vivir”.

Fabienne llega apresurada con su coche, y le pregunta a los gendarmes dónde puede parar un segundo. Lleva en las manos un ramo de tulipanes amarillos, que poco después dejará frente a la verja de la sede de la Gendarmería Nacional del distrito de Aude, en Carcasona, donde estaba destinado desde agosto Arnaud Beltrame.

El teniente coronel, de 44 años, se intercambió el viernes por la mañana con una rehén en el supermercado de Trèbes, cerca de Carcasona, que el terrorista Redouane Lakdim usaba como parapeto. Lakdim aceptó el trueque y acabó disparando varias veces contra el policía. Beltrame murió de madrugada por las graves heridas. Fue la cuarta persona declarada muerta, además de Lakdim, en un triple ataque en Carcasona y Trèbes que ha recordado a Francia la persistencia de una amenaza terrorisma autóctona.

“No le conocía, pero he venido por su memoria. Ha dado su vida por nosotros. Es lo mínimo que yo podía hacer”, dice Fabienne, emocionada. Dos agentes armados miran a la mujer mientras deposita las flores.

Como ella, decenas de personas se acercaron el sábado hasta el lugar donde Beltrame sirvió, sin saberlo, los últimos meses de su vida. El teniente coronel, casado y sin hijos, se ofreció como moneda de cambio en una situación extremadamente complicada, con medio centenar de personas retenidas por un joven de 25 años, armado y con un cuchillo, que gritaba "Dios es grande" y se definía como soldado del Estado Islámico. “Era muy consciente de lo que estaba haciendo, mantuvo sus reflejos, incluso dejó el teléfono encendido”, aseguró su hermano Cedric Beltrame, en declaraciones a la radio francesa RTL.

No era la primera vez que el teniente coronel se encontraba en una situación de crisis. Tras licenciarse en la escuela militar con 26 años, donde destacó por su actitud “firme ante la adversidad”, su “lucha hasta el final” y “no darse nunca por vencido”, según una nota difundida por el gobierno francés, el joven ingresó en la Gendarmería Nacional, un cuerpo militarizado, equivalente a la Guardia Civil española.

En 2003 se unió a la unidad de élite de las fuerzas francesas (Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional o GIGN). Dos años después, sirvió en Irak, donde fue condecorado con la cruz del valor militar. Posteriormente, formó parte durante cuatro años del equipo de seguridad del Palacio del Elíseo. En 2014, se incorporó al Ministerio de Ecología y Desarrollo como asesor del secretario general, y en agosto fue destinado a Carcasona.

“Sabía que tenía que ser él”, contó su madre, también a la radio francesa, al saber que un agente se había intercambiado voluntariamente por un rehén en Trèbes. “Siempre lo ha hecho todo por la patria. Es su razón de vivir”, añadió. “Arnaud es esto: defender a los demás”. Y aseguró que probablemente, su hijo le hubiese respondido que solo cumplía con su deber.

“El teniente coronel Arnaud Beltrame murió al servicio de la nación, a la que ya había aportado tanto”, dijo el presidente Emmanuel Macron en un comunicado. “Al entregar su vida para poner fin a la aventura asesina de un terrorista yihadista, cayó como un héroe”.

Todos los líderes políticos coincidieron en usar la misma palabra. El gendarme “actuó como un héroe ante el enemigo”, dijo Marine Le Pen, presidente del partido de extrema derecha Frente Nacional. “Un héroe francés”, lo calificó el conservador Laurent Wauquiez, jefe de Los Republicanos. “Beltrame, héroe de la condición humana”, amplió el líder de la izquierda alternativa, Jean-Luc Mélenchon. La emoción es transversal.

“Si no lo llamas héroe, ya no sé qué hay que hacer para ser un héroe", insistió el hermano del teniente coronel, que defendió Beltrame hizo “lo correcto”, salvando “muchas vidas”, a pesar de que sabía que “prácticamente no tenía ninguna posibilidad” de sobrevivir.

La sociedad francesa, o en general las europeas, no son como Estados Unidos, donde se usa con facilidad la palabra héroe, pero también aquí se ha devaluado. En diciembre, cuando murió el cantante Johnny Hallyday, el presidente Macron dijo que Hallyday "forma parte de los héroes franceses". El rockero mereció un funeral solemne y multitudinario en la iglesia de la Madeleine, en París.

El homenaje nacional, decidido el sábado durante una reunión de Macron con el primer ministro y otros ministros, representa una distinción especial y formal del Estado para Beltrame. El sacrificio de Beltrame ha tocado una fibra especial en un país golpeado en los últimos años por el terrorismo y enzarzado en incontables discusiones sobre los valores republicanos, la identidad común y los mitos nacionales que cohesionen al país. En el gesto del teniente coronel Arnaud Beltrame Francia descubre la mejor versión de sí misma.

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