La resistencia Inca

Por Odi Gonzales

ELEGÍA APU INKA ATAWALLPAMAN, PRIMER DOCUMENTO DE LA RESISTENCIA INKA (Siglo XVI) es un laborioso trabajo de investigación que mediante el uso de las categorías culturales andinas y el idioma quechua aborda el análisis de esta notable pieza poética quechua -compuesta a finales del siglo XVI- que deplora la muerte del último Inka y el colapso de su imperio. Incógnitas como el origen y la datación del poema, el autor de la obra, su conexión con otros documentos (Relación de Titu Cusi) y manifestaciones como Taki Onqoy, el mito Inkarri, que conforman las jornadas de la resistencia Inka durante la colonia, son parte del ensamblaje de este volumen que es complementado con un riguroso estudio comparativo de los 138 versos que conforman la Elegía. Escrito por el poeta y profesor universitario peruano Odi Gonzales, este libro incluye una nueva traducción del poema que se suma a las de JMB Farfán, Arguedas y Mercedes López-Baralt.

Fragmentos del prólogo por Mercedes López-Baralt

Estoy totalmente de acuerdo con lo que me parece la propuesta más importante de Odi Gonzales: el autor de la elegía tuvo que haber sido un mestizo aculturado. La maestría con que trabaja la lengua del Valle de los Incas no deja lugar a dudas de que se trata de un quechuahablante nativo.

Odi Gonzales también propone que la elegía proviene de la convergencia de dos culturas (la andina y la hispánica) y dos códigos (la oralidad y la escritura), lo que supone un autor individual que reelabora la tradición oral, anónima, de los testigos de la ejecución de Tupac Amaru I. Y que tuvo que haber sido un mestizo quechuablante de nacimiento. Sugiere que pudo haber sido uno de los hijos de Huayna Capac: hermano de Huáscar y de Atahualpa. O hijo de Manco Inca, lo que lo haría hermano de Tupac Amaru I. Más aún: propone que el autor de Apu Inka Atawallpaman pudo haber sido uno de los testigos de la muerte de éste en 1572.

Sobre su fecha, Gonzales parte de una afirmación de Arguedas ("la elegía ha sido escrita a cierta distancia de la muerte de Atahualpa"), para proponer que su composición podría situarse durante los últimos cincuenta años del siglo dieciséis. Estos años fueron marcados por tres eventos cruciales, tras la muerte de Atahualpa en 1533: el gobierno neoInca de Vilcabamba (1536-1572), la revuelta mesiánica Taki Onqoy en Ayacucho (1565), y sobre todo, la muerte de Tupac Amaru I en 1572. El carácter publicitario de este último evento - "pavoroso montaje de escarmiento en la Plaza de Armas de Cusco" - creó, malgre lui, una multitud de testigos que articularon la tradición oral que nutre la elegía, y a la que los cronistas indígenas Guaman Poma de Ayala (1615) y Garcilaso de la Vega (1617) aludirán en sus escritos.

Dicho esto, y más allá de las disquisiciones en torno a la fecha y autoría del poema, debo destacar lo que considero la aportación más importante de este hermoso libro, y la que de seguro lo catapultará a la posteridad. No sin antes advertir que depende de un factor biográfico: la procedencia de su autor, nacido en el Valle Sagrado de los Incas. Ello le permite algo que a muchos nos está vedado: calibrar los matices más sutiles y delicados del quechua cuzqueño en su variante de dicha región. Lo que se revela pormenorizadamente para deleite del lector en sus explicaciones filológicas y lingüísticas de la composición de Apu Inka Atawallpaman. Hablé del factor biográfico, pero aun hay otros muy importantes para asegurar el éxito de su estudio y su traducción de la elegía. Por una parte están los años de investigación y trabajo dedicados al tema; por el otro, el hecho de que Odi Gonzales es un poeta, y ello lo capacita para profundizar en las exquisiteces de los matices de su lengua materna, según se manifiestan en el poema más hermoso de la tradición andina, y uno de los más memorables de la nuestra América morena. Pero hay más. Y es que el conocimiento directo, la experiencia viva de la cultura cuzqueña en su centro ancestral, le otorga al acercamiento de Odi Gonzales a los versos de la Elegía una dimensión etnográfica.

APU INKA ATAWALLPAMAN / AL PATRIARCA, INKA ATAWALLPA

Ima k’uychin kay yana k’uychi Qué arco iris nefasto es este negro arco iris
Sayarimun? que se encima?
Qosqoq awqanpaq millay wach’i Un resplandor horrendo amaneció
Illarimun, para hostigar al Cusco
Tukuy imapi seqra chikchi Granizada incontenible arremete
T’akakamun contra todo

Watupakurqan sunqollaymi Ya mi corazón lo presentía
Sapa kutin, una y otra vez
Musqoyniypipas ch’eqmi ch’eqmi Y en mis sueños también, azorado,
Uti uti, sumido,
Chiririnka qhenchataraqmi, advertí el funesto moscardón de la muerte,
Aqoy phuti. fatalidad, infortunio

Inti tutayan q’elluyaspan, En uno de los presagios el sol amarillea,
Huk watuypi; se oscurece
Atawallpa ayachaspa amortajando el cadáver de Atawallpa,
Chay sutinpi, extinguiendo su nombre,
Wañuynillanta chikachaspa su estirpe
Huk ch’illmiypi. en un cerrar y abrir de ojos…

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