Antillas

Revuelta en ultramar

Guadalupe está en huelga general contra la carestía de la vida desde el 20 de enero y el 5 de febrero se unió a la protesta la vecina isla francesa de Martinica.
Las protestas contra la carestía en las Antillas francesas tomaron un giro violento con un sindicalista asesinado este miércoles en Guadalupe.
El gobierno francés teme que la fiebre de la Antillas contagie el resto del país.

La incendiaria situación de la isla de Guadalupe (450.000 habitantes), en las Antillas francesas, ha acabado por explotar. Tras un mes de huelgas y de protestas en las que los habitantes de este territorio francés del Caribe se han quejado de su situación económica y de la escalada de precios, todo ha degenerado en dos días: ayer un sindicalista murió de un disparo que salió de una barricada en Pointe-à-Pitre, la ciudad más importante de la isla.

Los comercios están cerrados, incluidas las farmacias, las carreteras cortadas, con árboles y muebles atravesados en el asfalto formando barreras, hay coches incendiados, disturbios y pillaje. Seis policías han resultado heridos por disparos. A los turistas, fuente de ingresos de la isla, les han pedido que no salgan del hotel y que no pisen la calle. Un miembro de un sindicato policial de Guadalupe confesó ayer que las fuerzas de seguridad "se sienten desbordadas". París ha enviado casi 300 gendarmes de refuerzo. El presidente del consejo regional de la isla, el socialista Victorin Lurel, fue más tajante: "Estamos a un paso de la revuelta". Las protestas por la crisis también se han extendido a la vecina Martinica, y amenazan con desatarse en la Guyana francesa y en Reunión (Índico).

Desde hace 30 días, los habitantes de Guadalupe salen a la calle para protestar por su asfixia económica. Se quejan de que los productos (muchos importados de Francia) cuestan mucho y que los sueldos son muy bajos, de una tasa de paro que ronda el 20% (en la metrópoli se sitúa en el 8%) y, sobre todo, se quejan de que París haya mirado para otro lado, esperando que la protesta remitiese sin ruido, confiando en que éste, además, llegase amortiguado a la lejana metrópoli. En la raíz del asunto se encuentra también el sentimiento de discriminación de una población que no ve que Guadalupe sea tratada como un territorio francés.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Sarkozy/da/giro/social/frente/crisis/elpepuint/20090219elpepiint_1/Tes