El conflicto del Cáucaso

Rusia lanza un desafío mundial

El Kremlin reconoce la independencia de los territorios separatistas georgianos de Abjazia y Osetia del Sur - Medvédev acusa a EE UU de suministrar armas a Tbilisi

RODRIGO FERNÁNDEZ - Moscú - 27/08/2008

Rusia ha optado por el aislamiento. El presidente Dmitri Medvédev ignoró ayer las presiones internacionales y firmó sendos decretos por los cuales reconoce la independencia de las regiones georgianas de Abjazia y Osetia del Sur, cuyas ambiciones separatistas desencadenaron este mes una breve guerra entre Rusia y Georgia.

La decisión significa un empeoramiento aún mayor de las relaciones de Moscú con EE UU y la UE, que pasan por su momento más crítico desde el fin de la guerra fría. Mientras tanto, el Kremlin gana dos países satélites que, según las previsiones de algunos expertos, acabarán formando parte de Rusia tarde o temprano.

Al justificar la medida, interpretada como un desafío a Occidente, Medvédev subrayó que Georgia "eligió el genocidio para resolver sus objetivos políticos". Con ello, el país echó por tierra "las esperanzas de una convivencia pacífica de osetios, abjazos y georgianos en un mismo Estado". El dirigente ruso se refería así a la decisión de Tbilisi de mandar el 8 de agosto soldados a la región prorrusa de Osetia del Sur, un movimiento que llevó a Moscú a invadir Georgia con el argumento de defender a los miles de rusos que viven en esta región y en Abjazia. Se trataba de la primera vez que el Kremlin enviaba tropas a otro país desde el fin de la Unión Soviética en 1991.

Desde su residencia de verano en Sochi, el presidente ruso hizo un llamamiento a los otros países a seguir el ejemplo de Rusia y reconocer a ambas regiones, pese a que Georgia considera que es una decisión ilegal. Abjazia y Osetia del Sur gozaban de una independencia de facto desde principios de los noventa, después de ganar sendas guerras desencadenadas por Tbilisi para acabar con la autonomía que éstas tenían en la Unión Soviética. "La decisión ha sido difícil, pero ésta es la única posibilidad de salvar la vida de la gente", concluyó Medvédev.

El presidente afirmó que Rusia está preparada para todo, que no tiene miedo de nada, ni siquiera de una "nueva guerra fría". "Eso sí, no la queremos", subrayó. "En esta situación, todo depende de nuestros socios en Occidente. Si quieren conservar las buenas relaciones con Rusia, comprenderán las razones de nuestra decisión", señaló agregando que Moscú sobrevivirá si "los occidentales" optan por "la confrontación".

En paralelo, Medvédev amenazó con "responder militarmente" al despliegue de misiles de EE UU en países cercanos a sus fronteras, dentro del plan del escudo antimisiles de Washington, que el presidente considera "una amenaza que creará más tensión". Además, Moscú anunció la revisión de la cooperación con la OTAN y la cancelación de la visita de su secretario general y de las maniobras conjuntas previstas. Estas medidas no afectarán a la colaboración en Afganistán.

El presidente ruso añadió que ayudará a Abjazia y Osetia del Sur a defenderse en caso de ataque y ordenó que se iniciaran relaciones diplomáticas con ambas regiones. Pero puntualizó que no tiene la intención de intervenir militarmente en otros conflictos de las antiguas repúblicas soviéticas. La Bolsa de Moscú llegó a sufrir ayer su mayor caída en casi dos años.

La decisión se produce un día después de que ambas cámaras del Parlamento ruso votaran unánimemente una petición dirigida a Medvédev para que reconociera a esas repúblicas secesionistas. Uno de los principales argumentos era que tanto Abjazia como Osetia del Sur tenían "más derecho" a la independencia que Kosovo, que en febrero pasado se declaró independiente de Serbia, pese a la firme oposición de Belgrado. "Estoy feliz. Nos sentimos orgullosos de nuestra gente", afirmó Aida Gaza, una abogada de 38 años de Abjazia, donde miles de ciudadanos celebraron la decisión, informa Reuters. También hubo fiesta en las calles de Osetia.

Políticos y expertos son unánimes en considerar que la existencia de Osetia del Sur y de Abjazia es imposible sin el poderío de Rusia para defenderles. Pero muchos sostienen que, incluso protegidas militarmente por Moscú, son inviables como países independientes y predicen que acabarán formando parte de Rusia. En su época, tanto abjazos como surosetios pidieron al Kremlin que se les aceptara en el seno de la Federación Rusa. Rusia aseguró ayer que no pretende anexionarse estas regiones, aunque Tbilisi discrepa.

El Kremlin gana ahora dos países satélites, uno de los cuales tiene una importancia estratégica vital. Se trata de Abjazia y de su codiciada costa en el mar Negro. Tras la desintegración de la URSS, el Kremlin perdió gran parte del litoral en ese mar y tuvo que mantener su flota en Crimea, que hoy pertenece a Ucrania, país que cada día le está poniendo más problemas a la Armada rusa.

Varios centenares de soldados rusos siguen en Georgia, algo que Washington y Tbilisi afirman que viola el acuerdo de alto el fuego. Medvédev acusó ayer a EE UU de enviar armas a Georgia a través del puerto de Poti, bajo control ruso. "Lo que los estadounidenses llaman envío de ayuda humanitaria es, por supuesto, envío de armas", afirmó.

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