Francia se aprieta el cinturón

Álvaro del Río. París-

Ni austeridad ni rigor. Nicolas Sarkozy desterró ayer de su discurso sobre la revisión de políticas públicas estos dos fatídicos términos que en el imaginario colectivo se traducen en subida de impuestos y aumento de retenciones fiscales. Lo que el presidente francés desveló es un paquete de 166 medidas con las que pretende ahorrar 7.000 millones de euros en el trienio 2009-2011.

No se trata de privar a los ciudadanos del sistema de bienestar social actual sino de «acabar con los dispendios» a través de una serie de reformas que «beneficiarán tanto al contribuyente como al Estado», dijo Sarkozy. Su objetivo es alcanzar el equilibrio de las finanzas públicas galas y dejar de ser uno de los peores alumnos de la Unión Europea. Los últimos datos no son precisamente halagüeños ya que en 2007 el déficit público francés se agravó en 7.700 millones, situándose en el 2,7 % del PIB, tres décimas por encima de las previsiones. Los primeros en someterse a este régimen de adelgazamiento serán los 5 millones de funcionarios franceses. El líder conservador confirmó ayer su intención de no reemplazar a uno de cada dos que se jubilen a partir del próximo año, lo que supondrá la supresión de 35.000 puestos frente a los 23.000 previstos para el año en curso y una ganancia de productividad de entre el 4 y el 5%. Desde este momento hasta esa fecha los funcionarios serán menos numerosos pero estarán mejor pagados, porque la mitad de los beneficios que genere esta reducción de efectivos -cerca de 1.000 millones- será redistribuida entre los agentes públicos.
Sarkozy quiere concentrar las ayudas en aquellas personas cuyas situaciones son prioritarias, por lo que reducirá el umbral de ingresos necesario para poder optar a una vivienda social. No considera razonable que en diez años los hogares franceses candidatos a este tipo de alojamiento hayan pasado del menos del 60% al 70%. Mientras que aquellos beneficiarios que actualmente superan los ingresos requeridos verán su alquiler revisado al alza de manera progresiva de modo que «contribuyan a financiar la construcción de nuevas viviendas de protección».

Todos los ministerios estarán a dieta.

Los distintos servicios administrativos de los tres Ejércitos se reagruparán en uno sin reducir su potencial operativo. Mientras que Sarkozy apostó por una diplomacia adaptada al siglo XXI. Esta adaptación pasará por la drástica reducción de efectivos en algunas legaciones galas en África y la conversión de 30 embajadas en simples oficinas de representación. Otras estructuras de la Administración central y regional también unificarán sus servicios.

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