LA DAMA DE ELCHE

La joya más valiosa del arte íbero

Un busto femenino, de 56 centímetros de altura y ricamente ornamentado es una de las joyas más valiosas del arte íbero que conservamos. Se trata de la Dama de Elche, una escultura que nos habla de nuestro pasado, de un arte que nació de la mezcla de las civilizaciones. Su descubrimiento, un suceso casual que ocurrió a finales del siglo XIX, marcó el inicio de los estudios sobre el arte íbero. Hasta entonces, pocos habían prestado atención a las culturas pre-romanas de la Península Ibérica

CRISTINA G. LUCIO

Estuvo casi 2.500 años escondida. Sepultada bajo la tierra, esperó, esperó y esperó; hasta que un 4 de agosto de 1897 unos campesinos la descubrieron casualmente mientras preparaban unas tierras para el cultivo. Ellos la bautizaron como “la reina mora”, pero tras una estancia en el Louvre, volvió de París denominándose Dama de Elche. Y así la seguimos llamando.

Este busto de 56 centímetros que representa a una mujer ricamente ornamentada es una de las piezas más valiosas del arte íbero que se conservan; fundamentalmente por la intensidad de la expresión de su rostro y la minuciosidad con la que fueron modeladas tanto sus facciones como su magnífico y original tocado.

Parece que data de los siglos V o IV antes de Cristo, y en ella se aprecia perfectamente la esencia del arte ibérico, que fue capaz de fusionar la cultura de los pueblos autóctonos de la Península Ibérica con las influencias que trajeron a nuestras tierras pueblos como el fenicio y el griego. Así, por ejemplo, en los ojos almendrados de la Dama de Elche se aprecia el influjo del arcaísmo griego, que se combina con el estilo de los adornos y ornamentos, puramente indígena y apreciable también en otras damas y esculturas íberas.

La de Elche, sin duda, era una dama especial. Realizada en piedra caliza, en principio, tanto su manto como su lujoso tocado o incluso sus labios habían sido teñidos de distintos colores. Además, en la representación de su rico atuendo se cuidó hasta el mínimo detalle.

¿Representa a una mujer de una clase social alta? ¿Una divinidad? ¿Una sacerdotisa? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Lo único que parece claro es que este tipo de estatuas se empleaban con fines funerarios. Quizá la levantina se creó para ornamentar el sepulcro de algún personaje célebre. Pero aún no lo sabemos.

Y es que la Dama de Elche todavía tiene muchos secretos por contarnos. Secretos que tienen que hablarnos de quiénes eran los que, hace milenios, poblaban la tierra que ahora pisamos.

Más cosas

EL DESCUBRIMIENTO. En el año 1897, cuando fue encontrada la Dama de Elche, la Arqueología era una ciencia muy poco desarrollada en nuestro país. El arte ibérico apenas había sido estudiado. Por ello para la catalogación y valoración de la importancia de la pieza, fue fundamental la participación de científicos franceses e ingleses.
UN FRAGMENTO. Algunos expertos, como Francisco Vives, indican que la Dama de Elche podría ser, en realidad, un fragmento de una escultura mucho mayor. El corte brusco que presenta el busto es una de las pruebas que sostentan esa hipótesis.

ESCONDIDA. La pieza fue hallada en el interior de una urna de losa. Parece que fue escondida allí para protegerla de algún peligro.
MÁS MEZCLAS. A la Península Ibérica no sólo llegaron los griegos y los fenicios desde otros puntos del Mediterráneo. Otras culturas centroeuropeas, como por ejemplo, los celtas, también recalaron en este territorio. De la fusión de estas culturas con los pueblos y culturas indígenas, nacería el Arte Celtíbero.

Un arte que nació de la fusión de las culturas autóctonas con otros pueblos mediterráneos

Con el descubrimiento en el año 1897 de la Dama de Elche, renació en España el arte íbero, que había sido condenado al olvido durante milenios. A partir de la irrupción de “la reina mora” en el panorama arqueológico nacional, otras obras de la época fueron catalogándose progresivamente y el estudio de las características del arte que había prosperado en la Península Ibérica, aproximadamente entre los siglos VI y I antes de Cristo, tomó verdadera identidad en nuestro país.

El arte íbero, como ha ocurrido tantas y tantas veces, nació de la fusión y la mezcla de culturas. Y es que, con la llegada de otras civilizaciones (fundamentalmente griegos y fenicios) al territorio que hoy conocemos como España, no sólo proliferaron las relaciones comerciales, sino que también el arte se vio influenciado.

Del intercambio cultural, nació un nuevo estilo; un arte mestizo y original, con personalidad propia. Presente también en la arquitectura y otras artes aplicadas, el arte íbero se desarrolló notablemente en la escultura. Son características de esta época no sólo las esculturas femeninas como la Dama de Elche, sino también las masculinas de muy diversa tipología, las de animales o las híbridas, como la Bicha de Balazote, un monstruo antropoide que se ha relacionado con cultos realizados en la Magna Grecia.

También son comunes los exvotos u ofrendas que representan tanto a tipos humanos como distintas partes del cuerpo; o las armas, objetos y piezas de orfebrería ornamentadas, en muchas de las cuales es más que notable la influencia griega.

Además de la de Elche, otra dama ostenta el título de auténtica joya del arte íbero. Se trata de la Dama de Baza, hallada en 1971 en el cerro de Cepero (Baza, Granada). Con grandes influencias helénicas y del Mediterráneo Oriental, esta escultura también fue utilizada con fines funerarios. En su caso, parece que ornamentaba el sepulcro de un guerrero.

La Dama, de nuevo en casa

Después de su hallazgo en 1897, la Dama de Elche fue vendida al Museo del Louvre, donde permaneció hasta la década de los 40. En un intercambio de bienes con el entonces Gobierno Franquista, la escultura regresó a España en 1941. En un primer momento, se expuso en el Museo del Prado, pero, desde 1971 permanece en el Museo Arqueológico de Madrid.Sin embargo, esta joya del arte íbero acaba de volver a su lugar de origen. Con motivo de la inauguración del Museo Arqueológico de su ciudad, la escultura ha sido trasladada a Elche entre máximas medidas de seguridad. Es una de las piezas clave de la exposición ‘De Ilici a Elx 2006’, una muestra que permanecerá abierta al público hasta noviembre.

http://aula2.el-mundo.es/aula/noticia.php/2006/05/22/aula1148062329.html