CELTAS

Pueblo mítico con fama de guerreros y conquistadores

Los autores antiguos destacaron el arrojo y la crueldad de los celtas. Pueblo cuyo origen se sitúa en la Edad del Bronce, manejó el hierro con el que construían las armas como nadie. Fundaron poblaciones fortificadas y santuarios donde realizaban ofrendas a los dioses y ceremonias. Conquistaron gran parte de Europa hasta que el pueblo italiano les derrotó definitivamente. Refinados orfebres, hacían maravillas con el oro y su herencia fue recogida por el primitivo arte cristiano

SARA M. BARTOLOME

Amantes del vino, del oro y de las conquistas, los celtas, en el siglo IV de nuestra era, ya se habían extendido desde los Balcanes hasta las islas Británicas, gracias a sus incursiones y expediciones legendarias. Hoy se admite que descendían de poblaciones ya asentadas en Europa en la Edad del Bronce (siglos XIII - VIII a.C.). Fue uno de los pueblos guerreros que mejor manejó el hierro con el que hacían armas de todo tipo y fíjate, las apreciaban tanto que se las llevaban a sus tumbas.

Hacia el año 600 a.C. se establecieron al oeste de Europa central. Eran muy ricos, estaban gobernados por un príncipe -era el personaje más importante-, se organizaban en clanes y construían ciudadelas en los altozanos. Estaban abiertos al Mediterráneo y gracias al contacto que tuvieron con los pueblos del sur -griegos- descubrieron el vino. A los celtas les encantaba y se dedicaron a comerciar con él. Lo transportaban en ánforas que decoraban con figuras de héroes y dioses.

Tienen fama de intrépidos guerreros, de tener mucho valor y a comienzos del siglo IV pudieron demostrarlo cuando 300.000 celtas se pusieron en movimiento para colonizar nuevos territorios. ¡Los celtas invaden Italia! Y vaya si la ocuparon, por entero, tanto que se fundieron ambos pueblos. Después se lanzaron sobre los griegos.

Roma no se contentó y lanzó sus legiones sobre la Galia (actual Francia). Las tribus celtas se pusieron nerviosas y decidieron agruparse tras un joven jefe, Vercingetórix. Pero César, el jefe romano, llevó la iniciativa en todo momento y los celtas al final cayeron derrotados en Alesia, lo que supuso el fin de la Europa céltica. La parte oriental también cayó en manos germánicas.

Pero regiones como Irlanda y Escocia, que nunca conocieron el yugo romano, sí adoptaron la estética céltica y la mantuvieron durante bastante tiempo. El arte cristiano, que comenzó a producirse en el primer milenio de nuestra era, también se formó con el telón de fondo de las tradiciones que tenían los celtas.

Galeno los describió así en el siglo II: “Los celtas tienen la piel fría, húmeda, blanca y lampiña, como los germanos, los tracios y los escitas”.

OFRENDAS

Animales y cabezas para los dioses

El espíritu celta es muy complejo. Convencidos de que los dioses son crueles, confiaban mucho en la inmortalidad del alma. Construyeron santuarios sobre todo en lugares naturales (montañas, lagos...), donde tenían ofrendas para los dioses. También sacrificaban a los animales, sobre todo al buey y al toro, y los mataban con hachazos. Después dejaban el cadáver en el gran foso del templo hasta que los huesos se separaban. Exponían el cráneo junto con las ofrendas guerreras y arrojaban el resto a la zanja. También utilizaban huesos humanos para el culto. ¿Y es cierto que eran cortadores de cabezas? No se sabe con exactitud. Esta parte del cuerpo ocupa un lugar muy importante en el arte y la religión celta. En los santuarios aparece con frecuencia una cabeza cortada con los ojos medio cerrados, a veces sin boca, construida en piedra. Otra cosa que nunca se sabrá es si las calaveras de los santuarios eran víctimas suyas.

LOS DIOSES
Aquí podemos ver el detalle de un caldero del siglo I a.C. aparecido en Dinamarca. Realizado en plata semidorada, se ve a Cernunno sentado con la serpiente con cabeza de carnero (símbolo de la prosperidad terrestre y la fuerza agresiva) en una mano y una torques retorcida, similar a la que lleva en el cuello, en la otra.

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