Los movimientos sociales del siglo XX

CARMEN CARDOSO PARRA

Desde finales del siglo XVIII y durante el XIX se produjo en los países más avanzados de Europa un proceso de industrialización que removió las estructuras de la sociedad: hubo cambios en la población (que se incrementó de una forma vertiginosa) en la tecnificación de la agricultura, en la producción y en la estructura social.

Aparecieron nuevos grupos como los empresarios, los banqueros y los obreros. Se consolidó la sociedad de clases, formada por grupos abiertos determinados fundamentalmente por el dinero. Con estas transformaciones surgieron problemas en el proletariado, que tenía que trabajar durante jornadas durísimas recibiendo un salario ínfimo a cambio.

Para responder a estos problemas, algunos pensadores presentaron otros modelos de sociedad y proporcionaron a los obreros de todo el mundo la conciencia de pertenecer a una misma clase que debía permanecer unida.

Los movimientos de protesta del proletariado que surgieron en los primeros años de la Revolución Industrial fueron sofocados. Pero, a partir de 1848 volvieron a resurgir con más fuerza, alcanzando a finales del siglo XIX y a principios del XX su punto más algido.

Uno de los ejemplos más representativos de estos pensadores que consiguieron unir a los obreros de todo el mundo fue Karl Marx, un político, economista y filósofo alemán que dio origen al comunismo.
La importancia de esta corriente en el siglo XX ha sido crucial. En los primeros años de la centuria existían en todo el mundo y principalmente en Europa numerosos partidos comunistas que aún persisten hoy en día, aunque con cambios sustanciales.

El proceso que se inició en la Rusia zarista en 1905 y que culminó en octubre de 1917 con la revolución soviética es uno de los fenómenos más importantes del siglo XX. La transformación fue grandiosa: un imperio gobernado por un autócrata se convirtió en una república federal socialista y en el modelo de todos los revolucionarios del siglo XX.

Dentro de los movimientos de izquierda también tuvo una especial importancia el anarquismo, sobre todo en España, que antes de 1936 concentraba la mayor parte de sus partidarios en todo el mundo. Sin embargo, después de la Guerra Civil Española cayó casi en el olvido.
En contraposición al comunismo y a la grave crisis que surgió en Europa en el período de entreguerras, nacieron los movimientos fascistas, liderados por Hitler en Alemania y por Mussolini en Italia.

Dieron respuesta a sociedades que se sentían humilladas, las potencias derrotadas en la I Guerra Mundial, con una pésima situación económica y una desconfianza total en los políticos. Fueron encabezados por personajes que se creyeron verdaderos dioses enviados para salvar a sus pueblos y que se convirtieron en genocidas.

Los años de posguerra fueron muy difíciles, con un mundo dividido en dos bloques enfrentados. Los movimientos sociales despertaron en los años 60, con la irrupción de un nuevo pacifismo y otra forma de entender la sociedad.

Nuevos y renovados grupos toman el relevo

En los últimos años, los movimientos sociales están adquiriendo de nuevo una especial relevancia. El feminismo, el ecologismo, el pacifismo y, más recientemente los grupos antiglobalización, han llamado la atención de los sociólogos tras irrumpir en la vida pública de las sociedades industrialmente avanzadas.

Son diferentes de los movimientos sociales que surgieron a finales del siglo XIX. Éstos tenían un marcado carácter de clase, en concreto de clase obrera, y se desarrollaron al mismo tiempo que la industrialización.
Los nuevos grupos buscan cambios más globales en la escala de valores con el fin de alterar el sistema político y sus reinvindicaciones tienen un contenido social muy importante. Algunas de sus propuestas, que no todas, son aceptadas por los gobiernos democráticos, a diferencia de lo que ocurría a principios del siglo XX.

Otra diferencia sustancial reside en el papel de los medios de comunicación, que actúan como verdaderos catalizadores de las propuestas de estos colectivos.

Además

‘NO LOGO’. Este libro, escrito por Naomi Klein, se ha convertido en un éxito en todo el mundo. Se puede decir que es el manual de cabecera del movimiento antiglobalización. Según su autora, quien verdaderamente detenta el poder económico y un considerable poder político no son los productores sino los poseedores de las marcas. Se está separando la producción y la comercialización y quien manda es la marca, el logo.

IRAK. La guerra en Irak ha provocado un resurgir del pacifismo en casi todos los países como no se recordaba desde Vietnam.

http://aula2.el-mundo.es/aula/noticia.php/2003/04/14/aula1050080374.html