El acoso al castellano

Coexistencia de la lengua oficial con otras lenguas y dialectos en Europa

El caso del español, impensable en la UE

La coexistencia con otras lenguas y dialectos no implica la discriminación del idioma oficial en Francia o Reino Unido. Su presencia en la enseñanza o en la Administración está garantizada por ley.

El empeño nacionalista por relegar al castellano no tiene parangón en Europa, donde el idioma oficial no se cuestiona.

R. N.

La coexistencia de varias lenguas en un mismo territorio no es exclusiva de España, pero sí el arrinconamiento que sufre el castellano en las comunidades con mayor peso nacionalista. En el Reino Unido, Francia o Italia, sus idiomas oficiales no son motivo de controversia política, y mucho menos de discriminación, pese a que sus gobiernos promuevan con mayor o menor ahínco el uso de otras lenguas y dialectos.

- REINO UNIDO: El inglés es el idioma oficial, pero convive con otras tres lenguas: el galés, el gaélico y el irlandés. Las administraciones públicas de Gales, Escocia e Irlanda del Norte son bilingües y en cuestión de educación la situación varía ya que mientras el galés es obligatorio en los colegios de la región donde se habla esta lengua, el gaélico y el irlandés son asignaturas opcionales en Escocia e Irlanda del Norte. La regularización de estos dialectos ha sufrido importantes modificaciones en los últimos años. Sin ir más lejos, el pasado día 6 Bruselas autorizó que, a partir de finales de año, los habitantes de Gales podrán escribir cartas a la Unión Europea en su antigua lengua. En Gales, el inglés y el galés gozan de la misma igualdad desde la Ley de la Lengua Galesa de 1993, que establece que ambas tienen el mismo estatus en la administración.

Los éxitos alcanzados en esta región han llevado a Escocia a seguir sus mismos pasos en un intento de impulsar el gaélico escocés. La medida más importante ha sido la ley de la lengua gaélica escocesa aprobada por unanimidad en el Parlamento escocés en 2005, que persigue situar el gaélico como idioma oficial de Escocia equiparándolo con el inglés.
En Irlanda del Norte, la situación es más complicada ya que el uso del irlandés constituyó uno de los pilares de un conflicto que durante décadas ha marcado la región. Desde 2005, el irlandés es lengua oficial de trabajo de la UE y con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que selló la paz entre nacionalistas y unionistas, quedó reconocido oficialmente como lengua de minoría en Irlanda del Norte. Pero el pasado octubre, los protestantes vetaron los planes para introducir una ley con el fin de promover el gaélico, que el gaélico ha sido el único punto de fricción entre protestantes y católicos desde que comparten el poder tras las elecciones de mayo de 2007, informa Celia Maza.

- FRANCIA es el segundo país de Europa Occidental en cuanto al número de lenguas que se hablan en su territorio, practicadas por más de 6´5 millones de personas. Las más conocidas son el bretón, el catalán, las lenguas corsa y vasca, el occitano, el alsaciano o el flamenco. Sin embargo, un estudio de 1999 realizado por el lingüista galo Bernard Cerquilini contabiliza hasta 77 lenguas. Ninguna comparte cooficialidad con el francés, único idioma reconocido oficialmente en el país. Pero Francia aplica alguna de las medidas preconizadas en la Carta europea de lenguas regionales y minoritarias, como la señalización vial bilingüe.
Instituido como lengua oficial en 1539 por François I, el idioma francés ha servido históricamente de elemento de unión. Esa unificación lingüística se ha revelado un factor esencial de unidad política.

La labor gubernamental para potenciar el estudio y promoción de estas lenguas no ha cesado pero siempre como minoritarias. Así la Educación Nacional francesa las imparte como materia dentro del horario escolar convencional, tanto en la enseñanza primaria como secundaria, además de haber creado ramas bilingües en las que el bretón, vasco, corso u occitano, entre otros, son lengua de aprendizaje y al mismo de tiempo de enseñanza. Este sistema convive con escuelas «de inmersión» como ikastolas (euskera) o diwan (bretón), que imparten en sus respectivas lenguas el programa oficial francés. La oficialización de esas lenguas, impensable en un país de larga tradición centralizadora, es una de las principales reclamaciones de movimientos nacionalistas como el Partido Breton, Abertzaleen Batasuna o Corsica Nazione, informa Álvaro del Río.

- ITALIA: dentro de la riqueza lingüística de Italia, fruto del latín vulgar que se impuso en los dominios del Imperio Romano y la posterior relación con otros pueblos y lenguas, llama la atención la situación de la provincia autónoma de Bolzano, fronteriza con Austria. Anexionada a Italia en 1919 con el desmoronamiento del Imperio Austro-Húngaro tras su derrota en la Primera Guerra Mundial, esta provincia, encuadrada dentro de la región norteña de Trentino-Alto Adigio, goza de un estatus especial con el que se pretende facilitar la identificación de sus ciudadanos con Italia. Se trata de una empresa de vital importancia, ya que la lengua materna de casi el 70% de los habitantes de Bolzano es el alemán.

Los padres de esta provincia pueden elegir que sus hijos estudien en una escuela de lengua alemana o italiana, aunque, para asegurar el bilingüismo, el Estado impone que desde los siete años los niños recibirán cinco horas semanales de la otra lengua. De esta manera, la mayoría de los habitantes de Bolzano llega a la edad adulta dominando los dos idiomas, aunque en la capital prevalece el italiano mientras que el alemán es más común en las pequeñas localidades de las montañas, informa Darío Menor.

/.../ En Luxemburgo coexisten en armonía luxemburgués, alemán y francés. Tanto es así que las tres lenguas se estudian de modo obligatorio durante la educación preescolar y primaria.

- Bélgica es otro caso: a Flandes y Valonia les separan la lengua (neerlandés y francés), la cultura y, en las últimas décadas, la economía (los flamencos, con pleno empleo, crearán 278.000 puestos de trabajo de aquí a 2020; y los valones, con una tasa de desempleo preocupante, van a generar 4.000 parados cada año). En la Gran Bruselas, una isla mixta en territorio flamenco, los nombre de las calles se rotulan en las dos lenguas, aunque se escucha más francés que flamenco.

El movimiento independentista flamenco se asocia, sobre todo, al Vlaams Belang, partido xenófobo y de extrema derecha, pero también al N-VA, que forma parte del nuevo gobierno de Yves Meterme, junto a diferentes partidos de sendas regiones belgas. Como si esta división no fuera suficiente, Bélgica tiene una tercera región, la más pequeña, donde se habla alemán, y cuyos habitantes son tan defensores como los valones de la unidad belga, informa Javier Aguilar.

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